Los problemas capilares pueden ser desencadenados por una variedad de factores:
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Genética: La predisposición genética es una de las principales causas de problemas capilares, como la alopecia androgenética...
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Estrés: El estrés físico o emocional puede provocar la caída del cabello, conocida como efluvio telógeno.
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Desequilibrios hormonales: Cambios hormonales debido a condiciones como el embarazo, la menopausia, el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o problemas de tiroides pueden afectar la salud del cabello.
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Nutrición deficiente: Una dieta pobre en nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y proteínas, puede debilitar el cabello y provocar su caída.
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Productos y tratamientos químicos: El uso excesivo de productos químicos agresivos, como tintes, decolorantes y permanentes, puede dañar el cabello y el cuero cabelludo.
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Factores ambientales: La exposición a la contaminación, el sol, el viento y el agua clorada puede afectar negativamente la salud del cabello.
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Enfermedades y condiciones médicas: Enfermedades autoinmunes, infecciones del cuero cabelludo y condiciones crónicas pueden causar problemas capilares.
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Hábitos de cuidado del cabello: El uso frecuente de herramientas de calor, peinados muy ajustados y lavado excesivo o inadecuado puede dañar el cabello.
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Medicamentos: Algunos medicamentos, como los utilizados en quimioterapia, anticoagulantes y antidepresivos, pueden tener efectos secundarios que incluyen la caída del cabello.
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Edad: Con el envejecimiento, el cabello puede volverse más fino y perder densidad debido a la disminución de la actividad de los folículos pilosos.
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Obesidad: Desequilibrios hormonales, inflamación crónica, deficiencias nutricionales, y estrés físico y emocional.